El sector de la construcción fue el más castigado por la crisis económica que comenzó en 2008.

Una economía tan dependiente de la construcción iba a acusar los efectos de la crisis y del fin de la burbuja inmobiliaria, como fenómenos aparejados. Pero, ya en 2015, el informe de la Sociedad de Tasación hablaba de estabilidad en los precios en Aragón, Castilla-La Mancha, Castilla y león, Murcia y País Vasco, e incluso un repunte en lugares donde estos habían caído de forma muy abrupta, como la costa de Andalucía y de la Comunidad Valenciana.

Ya por entonces se comenzó a hablar de recuperación y, si bien parte de la ciudadanía se quejaba de no verla reflejada en más empleo o mejores salarios, sí que se observaban movimientos en sectores como el de las reformas, asociado a la construcción.

Buenas condiciones

Un dato que apuntaba a esa posible mejoría en 2015 era el que aportaba el colegio de aparejadores, que aseguraba haber incrementado la concesión de visados en el ámbito de la rehabilitación, respecto a años anteriores. Un 11,46% más de permisos para tal actividad había concedido la Confederación Española de Asociaciones de Fabricantes de Productos de Construcción (Cecpo). Hablamos de cerca de 31.285 edificios para rehabilitar.

Empresas del sector, junto a sindicatos, se afanaban en reclamar a los gobiernos más ayudas económicas, de las que goza, por ejemplo, el automóvil. Y es que el Plan Cuatrineal anunciado por el Gobierno Central para 2013-2016, y que tenía por objeto dinamizar el sector, no había cumplido bien con las expectativas.

Qué reformamos

Reformar es una práctica más sostenible desde el punto de vista económico y medioambiental, porque no se recurre a nuevos suelos. No solo responde a un deseo de quien habita la vivienda de cambiar algo que no le gusta, sino que, en muchas ocasiones, se trata de adaptarse a la normativa vigente.

Se cuentan también en el campo de las reformas los trabajos verticales en fachadas, es decir, reparaciones de fachadas protegidas, la restauración de patios interiores y cornisas, las impermeabilizaciones, la sustitución y colocación de bajantes, chimeneas y canaletas o la aplicación de pinturas, además de diversos procesos de limpieza.

En la rehabilitación exterior también se cuentan los trabajos en cubiertas, tanto planas como onduladas, y los revestimientos de fachadas, en continuos y discontinuos.

Las empresas suelen contar con servicios (o, al menos, se valoran), como el Informe de Inspección Técnica del Edificio (ITE) y el preITE, los proyectos de obras, la tramitación de permisos y licencias, las direcciones de obra, la tramitación de subvenciones y ayudas, la coordinación en materia de Seguridad y Salud, los Informes Técnicos correspondientes, las cédulas de habitabilidad, las legalizaciones y las licencias de actividad.